Samsara
Samsara, al igual que Koyaanisqatsi se
vale únicamente de las imágenes y la música para crear un poema visual en el
que no se utiliza ni una sola palabra.

Bastan las impactantes tomas realizadas
con una cámara de 70mm (el doble de lo habitual), durante un periodo de al
menos cinco años y en 25 países de todo el mundo, para que el mensaje que
Fricke quiere trasladar quede claro.

El término que da nombre al largometraje procede del sánscrito y significa: “fluir junto” o “vagabundear”, también sirve para ilustrar el ciclo de la vida: nacimiento, vida, muerte y encarnación.
A lo largo de sus
102 minutos, Fricke nos plantea un viaje a lo largo y ancho del globo terráqueo
donde el espectador podrá subir a lo más alto del Himalaya, sobrevolar el
desierto de Nabia, disfrutar de la belleza del parque nacional de Yosemite o
del Monte Nemrut y de la majestuosidad de Petra o de las pirámides de Giza.
Pero Samsara es
algo más que una sucesión de bellas imágenes. A medida que trascurre el viaje
el espectador tiene la oportunidad de asistir a la ilustración de ese ciclo
vital, para ello formula una estructura narrativa circular, donde sus imágenes
son un continuo.
Su increíble cámara 65 Time-Lapse, creada por el propio
Fricke, le sirve para poner de manifiesto el poder de la naturaleza, realzando
su belleza efímera y dejándola curiosamente recogidos en sus fotogramas de 70
mm para la eternidad, o simplemente brindarnos momentos realmente impactantes
que quedan impresos en la retina del espectador.