Pelicula El nuevo testamento,2015
Le tout nouveau testament. Jaco Van Dormael.
Bélgica, 2015.
“Dios existe y vive en Bruselas”. Y con ello no desvelamos
nada nuevo del argumento, puesto que el mismo cartel de la película se preocupa
en darnos esa información. Pero además, habita en compañía de su mujer, la
actriz Yolanda Moreau, una señora que no sabe hacer una “o” con un canuto, y
que únicamente se dedica a confeccionar punto de cruz y a jugar con su
colección de cromos de jugadores de béisbol, en compañía de su hija de diez
años, Éa, interpretada por Pili Groyne, que es maltratada por su padre, y
además le odia por su despotismo, grosería y falta de aprecio alguno sobre su creación.
La última obra del realizador belga, Jaco Van Dormael,
conocido fundamentalmente por Totó el héroe (Toto le
héros, 1991) y Las
vidas posibles de Mr. Nobody (Mr. Nobody, 2009),
consigue con esta obra, una singular, ingeniosa y mordaz película, combinando
géneros tan dispares como la comedia, el drama o la fantasía, con la
utilización de una estética muy cercana al cómic, vocación de cuento, el uso de
imágenes digitales y manejando un colorido intenso. Recuerda a la película
francesa Amélie (Le fabuleux destino d’Amélie
Poulain), de Jean-Pierre Jeunet (2001), afortunadamente sólo en su
estética.
Con un guion excelente del propio realizador y de Thomas
Gunzig, desde el primero al último plano, es capaz de mostrar un humor
corrosivo, inteligente, lo que se desprende en cada una de sus decisiones,
todas ellas inesperadas y sin patrones concretos, aunque se intente cierto
orden y simetría en la estructuración del conjunto: una génesis inicial, un
éxodo, seis capítulos destinados a apóstoles diversos y un final despampanante,
de un delirio encantador, probablemente un tanto cursi en su propuesta
decorativa, perdiéndose en el lado opuesto de esa Bruselas que se dice gris y
aburrida. El film ha sido elegido por Bélgica para representar a su país en los
premios Oscar, aunque no tenemos muy claro que los estadounidenses, esa nación
donde dios está con ellos, lleguen a apreciar este tipo de humor negro, con
bases ciertamente reales, que campean sobre el carácter de la divinidad en el
Antiguo Testamento, en su dimensión colérica, vengativa e iracunda.
El
determinismo, la falta de libertad en dibujar el propio futuro del ser humano,
planea sobre toda la obra y hace tomar decisiones individuales absolutamente
comprensibles. Pretendemos seguir viviendo, olvidándonos, incluso, con
ignorancia, desprecio y algo de soberbia, de que hay un final concreto, único y
común, con fecha ya señalada o no, lo desconocemos (la película apuesta por lo
primero). Lo absurdo del cómo vivimos la mayoría nuestra existencia, dedicados
muchos a ocupar las horas en un trabajo que nos horroriza para luego poder
sufragar una bazofia de vida, lo que no deja de recordar el film, sale a la luz
cuando somos realmente conscientes de lo que indefectiblemente nos aguarda, más
tarde o más temprano.
Jaco Van Dormael, según ha declarado, con su película no ha
pretendido ofender a ninguna religión, pero tampoco le importa demasiado si lo
ha hecho. Ha contado su relato, recurriendo a elementos muy diversos, tanto los
que le alejan del medio cinematográfico, como los que le acercan a él; es capaz
de utilizar la voz en off, y conjuntamente, expresar en imágenes
los sonidos, como todos esos hombres que aparecen cascando nueces, o esas
múltiples perlas rodando por los peldaños de una escalera de mármol. También se
recurre al auxilio de bellas imágenes oníricas (recuérdese esas dos manos
buscándose y encontrándose), jugando además papeles fundamentales el olfato y
el oído; el olfato, desde la propia búsqueda del desaparecido por el olor que
va dejando su rastro, y el oído, a través de una banda sonora muy acertada y
variada, que arranca desde lo espiritual, para dirigirse a lo popular, de
Handel, Rameau o Purcell hasta la canción La mer, de Charles
Trenet.
Los
intérpretes están muy acordes a los fines pretendidos: perdidos,
desconcertados, abocados a tomar decisiones sobre su futuro, confundidos en el
caos que genera la información no buscada y, en muchos casos, no querida. Se persigue
expresamente la caracterización de estereotipos, de mujer sola con taras
físicas, de un obseso sexual, de un asesino, de mujer madura con tensiones en
la pareja, de niño con salud débil y sexualidad diferente, de trabajador sin
ninguna perspectiva vital, de joven jugando con la fatalidad…Todos estos
personajes están muy correctamente representados, sin caer en la vulgaridad y
sin que el humor y el drama dejen de estar presentes. Destacamos, por lo que
tiene de singular, el personaje de Catherine Deneuve, actriz que en esta
película se maneja sin ninguna atadura, haciendo realmente lo que le ha venido
en gana. Los tres actores que encarnan a la divina familia impactan por haber
sabido reflejar en pantalla los temperamentos que se buscaba en cada uno de
ellos: el dios colérico, violento, aburrido y odioso, sobreactuado por
necesidades del propio personaje representado (Benoît Poelvoorde), la niña,
maltratada, con deseos de venganza pero también de ayudar en ese cruel destino
humano, muy natural y nada afectada (Pili Groyne), y la madre, desatinada,
delirante y muy barroca.
Hay en el film excelentes escenas, como la que protagoniza
en la cama Catherine Deneuve con un gorila, que nos hace rememorar la última
escena de El
jovencito Frankenstein (Young Frankenstein), de Mel
Brooks (1974), con el monstruo, con gafas, leyendo en la cama, como cualquier
otro matrimonio, o el ingenio de las escenas en donde interviene un cura, tanto
en su reacción primera por la revelación que soporta de ese dios que odia a la
humanidad como se odia a sí mismo, como en su decisión posterior, que da pie a
toda la disparatada trama final. También nos aparece en el recuerdo la película Amor (Amour),
del austriaco Michael Haneke (2012), con el intento de asfixiar a un ser
querido con la almohada.
Siempre hay que ver las películas completas, tanto por el
propio interés de conocer quienes han sido todos los responsables de su
elaboración, dónde se ha rodado, qué música se ha utilizado o el material que
se ha manejado, como fundamentalmente, por respeto a todas y cada una de las
personas que han hecho posible su realización. En este film, hay un guiño
final, que me alegrará que se lo pierdan quienes no hayan “soportado”
permanecer sentados en la sala de cine cinco minutos más.
Estamos ante una película que debe verse sin perjuicios,
dejándose llevar por la imaginación de su autor, paladeando el disfrute de
ideas venenosas disfrazadas de comedia, sin dar mayor importancia a los
instantes que rozan lo repipi, y alabando el gusto del realizador
por acercarse a temas escabrosos de una forma tan surrealista, que sólo hará
que escarbe en la basura quien se proponga hacerlo. El resto, se quedará en la
estética de un cuento que le podrá haber entretenido más o menos.
Pilar Roldan Usó
Fuente
Pilar Roldan Usó
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