Hotell, pelicula


Hotell, de Lisa Langseth

“Es como si alguien hubiese usurpado mi cuerpo”, añade uno de los personajes de esta particular comedia dramática (tal vez mucho más drama tragicómico, pues el humor aquí solo es la corteza que camufla y maquilla las debilidades absolutas de sus protagonistas).

Hotell, filme sueco dirigido y guionizado por Lisa Langseth, nos trae una historia acerca de una mujer, Erika, que pierde completamente el rumbo y el control de sus emociones tras una experiencia traumática. Lo que implicaba su realidad en apariencia feliz y acomodada (un puesto de trabajo fijo, una pareja estable que la quiere, unos amigos arraigados) se desmorona, sacando a relucir sus miedos y flaquezas. El “monstruo del armario” personal de Erika está relacionado con su experiencia de embarazo, y las secuelas que tras un parto complicado, sufre su hijo recién nacido.

El rechazo explícito y la pérdida del manejo de sus sentimientos sumergen desde el comienzo a esta joven, en una espiral de autodestrucción y desquiciamiento que la conduce a buscar una puerta de salida alternativa a sus problemas en un grupo de terapia variado. Encarnada por una expresiva y brillante Alicia Vikander (que si en otros filmes no me convenció en exceso por parecerme ligeramente sosa y carente de naturalidad, en esta obra despunta como la mejor del reparto y nos regala una actuación sobria, divertida y llena de matices), nos subimos al tren del desarraigo existencial y los conflictos internos, que por momentos subyacen en una capa de comicidad y absurdidad muy próxima a la superficie, salpicada por semillas latentes de humor negro, pero enraizada en un potente trasfondo dramático.




La amalgama que Erika halla en su ecléctico círculo de terapia, ese pequeño grupúsculo humano que busca vomitar pecados, exteriorizar fobias y compartir temores, es pintoresca y variada: una mujer pesimista de mediana edad, sin familiares ni amigos cercanos, que detesta la realidad y no encuentra sentido a su vida, una chica que sufrió abusos por parte de un grupo de hombres y que teme mostrar su cuerpo, un hombre enamoradizo de pasado misterioso... La protagonista y sus nuevos amigos abogan como solución radical para solventar sus traumas por una semana de aislamiento. Erika informa a su marido de recurso alternativo (sin facebook, sin televisión, sin contactos con familiares; una semana de renovación de su realidad) e intenta zambullirse de lleno en el problema a través de tácticas inusuales y ejercicios grupales de cicatrización.



Seres oprimidos que se encuentran a caballo entre la incomodidad de una realidad que les enferma y las vidas de otros; buscándose a si mismos, aferrándose a los antídotos que unos y otros se ofertan para solventar su abanico de problemas. Hotell es divertida pero huye de la frivolidad, es triste porque desnuda a sus personajes y nos muestra sus cinismo y sus vergüenzas, y es sobre todo una Erika que ha perdido su lugar en el mundo y el mando de sus emociones, y luchará, de maneras diversas, inusuales y poco ortodoxas, para recuperarlos. Hotell es, en todo caso, una película imperfecta, pero en ello reside su resplandor